jueves, 28 de julio de 2016

No podrán contra ti

No podrán contra ti


Sebastiano Monada

 

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Dedicado a los y las jóvenes libertarias









No podrán contra ti
Rebelde heterodoxo iconoclasta
Guerrera amazona indomable
Amenaza digna contras los sátrapas
Del geriátrico imperio crepuscular
O entumecidos cipayos celosos
Por sus servicios prestados
De novedosas colonias soberanas
Que no comprenden tu entrega
Agua depositando su energía
Al espesor de la fértil tierra
No entienden
Tu donación heroica
Sin pedir nada

Las máquinas de guerra
Águilas al acecho de las presas
O descomunales adefesios estrepitosos
Depredadoras asesinas ungidas
Por antiguas jerarquías de monjes
Pálidas y Lánguidas figuras
Cultivadas en góticos monasterios
Y por enmohecidos nobles descendientes
De delirantes conquistadores
Buscadores de la ciudad dorada
Impuestos a espada y fuego
O emprendedores burgueses aposentados
En flujos de trabajo ajeno
Poder solidificado de lava
De sangre derramada
Por ancestros armados
Con mitos inventados
Convertidos en dioses
Por iglesias tenaces
Y por burocracias serviles
Y cortes de carnavales

No podrán doblegarte
Con sus cárceles grises
Lóbregos rincones del castigo
Y la condena apresurada
No podrán someterte
Con su violencia sistemática
Como látigos del cronograma
Raciones del día y de la noche
Y acusaciones desmedidas
Hechas por jueces sombríos

No pueden artefactos obsesivos
Dominarte por miedo buscado
Pues el coraje que tienes
Como volcán encendido
Deviene del amor a la vida
De afectos voladores
Aleteos de aves
En espesor de miradas viajeras

No pueden someterte
Ni por la violencia repetida
Ni con la ley tramposa
No pueden, son impotentes
Contra digna potencia de tu cuerpo
Enamorado de la vida
Y alegre como el amanecer
Copioso nacimiento del resplandecer
Del danzante devenir
Encendiendo nacimiento del día
Comenzando con luces la sinfonía
De la ciudad despierta
Y de comunidades labradoras
Cultivadoras de sueños
Seduciendo a bóveda sensible
Extasiada por caricias del sol
Palabras ardientes de amor
Curvándose ante metáforas de poemas
Entonado por jóvenes apasionados
Cautivando con arte
A territorios humedecidos
Por lluvia copiosa
De pensamientos cristalinos
Dilución compulsiva
Donadora de arroyos de lágrimas
O de primorosas risas

No podrán vencerte
Con su tropa de obedientes
Robóticos policías a sueldo
No podrán contigo
Aunque te encarcelen
En la prisión construida
Con piedras de angustias
Del déspota patriarcal
En otoño ritual
Ceremonia de sacrificios fetiches
Convertidas en ladrillos tristes
Cocidos a fuego lento
Por hornos de Vulcano
Ancestralmente envejecido
Y mitológicamente enloquecido
No lograrán subordinarte
Pues sus rejas no pueden
Detener la fulgurante irradiación
De tu entrega heroica
Prodigiosamente afectiva
E intensamente generosa  
Devoción al combate popular
Contra maquinaria chirriante
Artefacto barroco construido
En el elíptico milenio largo
De arcaicas religiones del verbo
Exhalado en desierto sin sombra
Repitiendo sermón de la montaña
Del hijo del hombre
Crucificado en el madero sacrificado
De los bosques talados
Estas en batalla permanente
Contra dominaciones
Enquistadas en la piel

Tú eres el impulso vital
Inherente a los hermenéuticos cuerpos
Llevando adelante épicas humanas
Recogiendo cosecha de herencia
Dejada por rebeldes precedentes
Continuando sus pasos al andar
Por caminos inventados
Como pisadas hendidas
En suelo fecundo
Donde se plantan semillas
De alborozada esperanza
Siguiendo tu propia ruta
Abierta por espontánea
Algarabía danzante
Rebosando de alegría
Al moverse suavemente
En dulce armonía

No podrán vencerte
Porque eres vida
Y amas su esplendor refulgente
Desplegando potencia liberada
Acompañando a vibrantes seres vitales
Desprendiendo melódicas alegrías

La máquina oxidada
Investida de chatarra acumulada
En cementerio de locomotoras
Metálica vejez usada todavía
A pesar del aterido desgaste
Anacrónico aparato reciclado
Descomunal máquina fabulosa
Construida en orbitas del milenio
De intermitentes guerras de conquista
Y angustiados déspotas paranoicos
Y ataviados magos tuertos o ciegos
Unos temen a su sombra
Otros adivinan el futuro
En las entrañas del ave
Descuartizada

La máquina barroca
Solo puede crujir espantosa
Con toda su metálica canción
En simultáneos velorios
De hermosos niños asesinados
Por crepitar de metralla implacable
Y atronadores bombardeos apocalípticos
Puntillosa tecnología aparatosa
Del lóbrego imperio enfermo
Recurriendo al chantaje desesperado
Amenazando cibernético con sus mitos
Antaño inventados por oráculos
Repetidos sin ingenio por ideólogos
En narrativas mediocres
Disfrazándose de invencible leviatán
Despiadado insípido sultán
Sin embargo visiblemente temeroso
Aterrorizando a sus vasallos
En presente dilatado

Cuando los pueblos descubran
La vulnerable condición de la máquina
Su máscara de mármol
Su aparente figura
De incuestionable poder
Y continuo desarrollo
Descubriendo
El vacío profundo
De su leyenda
Y apariencia indilgada
No les costara dar el soplo
Derrumbando
Los castillos de naipes

Te juzgan y te condenan
Te castigan y te encierran
Por un siglo contado
Con los dedos juntados
De jueces putrefactos del tribunal
Al servicio del capital
Suman con odio y con miedo
Operación de aritmética insólita
Insostenible en racionalidad matemática
Pues te temen
Saben que eres una guerrera
Sigilosa en la noche
Y valiente en el contienda
Que eres un combatiente
Certero en el día
Corajudo en el batalla
Que no se rinde
Continuando incansable la lucha
Convocando a los jóvenes rebeldes
Y a los pueblos insomnes
A levantarse
Contra la impostura
Y la inscripción aterida en el cuerpo
De la deuda infinita


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